lunes, 7 de enero de 2013

La escritura como expulsión de fluidos corporales


Escribir está a mitad de camino entre vomitar y eyacular. La necesidad imperiosa de poner palabras en el papel se enfrenta a la pereza, pero si uno se estimula previamente puede ser mucho más fácil.

¿Cuántos escritores escriben porque quieren? ¿Cuántos porque no pueden evitarlo?

A confesión de partes, relevo de pruebas, dicen los poco inspirados. Como yo acabo de hacer. Pero no es menos cierto por trillado. La confesión: no soy escritor. Escribir no me apasiona. Escribir es, simplemente, la mejor manera de poner un freno a los pensamientos que machacan mi cerebro, mi córtex. Un exorcismo.

Sí, eso.

Déjenme redefinir la primera frase entonces: “Escribir está a mitad de camino entre vomitar y hacer un exorcismo”. Esa síntesis me gusta.

Y entonces me voy a dormir.

1 comentario:

  1. Cortazar en algún lado contó como tuvo que escribir el cuento Circe para sacarse el trauma con los bichos del marote

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